En 1920, Germán List se encuentra abordo del convoy de trenes  huyendo con el gobierno de Venustiano Carranza de la rebelión  de "Agua Prieta"  del Gen. Alvaro Obregón, antiguo jefe del estado mayor de Carranza.  El 17 de mayo, cuando los rebeldes cortan las vías en Aljibes, Germán es forzado a quedarse atrás por no tener el dinero ni  la influencia para conseguir un caballo.   Carranza y muchos de ellos que escapan con él son asesinados pocos días después en la pequeña aldea de Tlaxcalantongo. A Germán le gustaba expresar, "qué sería mi historia si hubiera alcanzado caballo?"

En 1922, Germán desde Puebla, se une al joven abogado y poeta  Manuel Maples Arce lanzando el Manifiesto Estridentista Número 2, parte de los manifiestos del primer movimiento artístico mexicano: "El estridentismo".  Los estridentistas aplicaron la reciente revolución a las letras  mexicanas -apagando las votivas a las académicas artes del Siglo XIX con un soplón Futurista. Rivera, Siquieros, Tamayo y Charlot, nombres que brillarían brevemente bajo el estandarte del Muralismo mexicano, se unieron a ellos: firmando los manifiestos del estridentismo,   participando en sus exposiciones y prestando obras para ilustrar la revista del movimiento, "Horizonte", del cual List era su editor.

También sobrevivió a todos los miembros del  estridentismo.  Y estaba cerca de librar al  Siglo XX.

En 1925, el gobernador del Estado de Veracruz, General Hireberto Jara, compró una moderna prensa para los estridentistas y los invitó a trabajar con él en su gobierno en Jalapa.  Maples se hizo secretario personal del gobernador y Germán el inspector de escuelas.  Con esta prensa Germán publicó Horizonte, dando a los estridentistas proyección nacional e internacional. En su libro "El movimiento estridentista", Germán  llama a Jalapa, Veracruz, durante los años 1925-1927: "Estridentópolis", siendo este la Meca del movimiento.

El centro del estridentismo en la Ciudad de México era el "Café de Nadie" localizado en Avenida Jalisco (hoy Av. Alvaro Obregón) #100. Se llamó así porque los comensales nunca (según List en "El Movimiento Estridentista") supieron quiénes eran los dueños y pagaban en el mostrador lo que pensaron ellos que habían consumido. El singular bristo servia como salón para 
exposiciones de Diego Rivera, Ramón Alva de la Canal y Jean Charlot, así como para las lecturas de poesía de List,  Arce, Kin Tan Niya, y demás estridentistas. Fue el auditorio idóneo para que Arqueles Vela  leyera el manuscrito de "Señorita etcétera"; todo esto y café a buenos precios.

En los años 30,  List Arzubide valientemente luchó contra la tiranía en casa y la que se importaba del extranjero.  Fue miembro fundando de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios  (LEAR). Se opuso a la extensión de la ideología fascista que emanaba de Europa hacia América y cobraba muchos adeptos entre la clase dirigente.

(Ilustración de Leopoldo Méndez para el libro
"Zapata, Exaltación" de GLA)
List apoyó la causa de las mujeres clasificadores de café en su desafío a los adinerados cafetaleros de Jalapa, abanderando su derecho de sindicalizarse. Esto le valió una amenaza de muerte. La resolución del conflicto vino con el oportuno estallido de la rebelión de la Huertista.  El general aliado con los magnates del café era partícipe en la fracasada rebelión y se encontró ante un pelotón de fusilamiento antes de que pudiera ver llevarse a cabo su orden de matar a Germán .  Esto contribuyó al legado de Germán List Arzubide como un activista social en pro de los derechos humanos, y más allá, dio al destino una oportunidad más para venir a su ayuda.

Germán es un fundador de la Universidad Nacional Obrera de México.  Fue editor por muchos años de la revista "Tiempo". Introdujo a México técnicas títiriteros Rusas - y, con Germán Cueto, fundó el nuevo "teatro guiñol" mexicano.  Germán continuó hasta el fin de su fascinante vida escribiendo y publicando ensayos literarios y sobre las causas sociales. Germán List Arzubide falleció el sábado, 17 de octubre de 1998, a la edad de 100 años y 139 días.

         "El estridentismo... creó un remolino en las plácidas aguas de nuestros procesos literarios". -Xavier Villarutia